Anita Delgado un cuento de hadas sin final feliz

agosto 31, 2008 at 12:41 pm (anita, biografias, historias, mujeres, relatos)

Anita Delgado era una jovencita de 16 años que bailaba junto a su hermana en un café-concierto llamado Central-Kursal. A este local acudían muchos famosos e intelectuales entre ellos figuraba Julio Romero de Torres, este quiso hacer un de las hermanas pero Anita no quiso hacérselo, cosa que si hizo su hermana Victoria.

El destino estaba bien marcado para la protagonista de este cuento de hadas, pues en aquellas fechas se celebraba la boda de Alfonso XIII, por lo que en Madrid se dieron cita personajes de la nobleza de todo el mundo. Uno de estos personajes era el Maharajá de Kapurthala.
El Maharajá acude un día a ver el espectáculo del local donde baila Anita y al verla se quedo prendado de la belleza juvenil de la jovencita, solo pensaba en conocerla.
Hace todo lo posible por acercarse a ella pero Anita no accede a sus peticiones.
Si pudo hablar con sus padres quienes guardaban muy bien la honra de sus hijas.
El Maharajá tiene que abandonar rápidamente Madrid debido al atentado sufrido contra los Reyes de España en la calle Mayor.
No se da por vencido y desde Francia insiste y le pide a Anita que se case con él. En un principio no acepta pero es convencida por Valle-Inclan y Romero de Torres quienes hacen de celestinos entre la pareja.
La joven comenzó a estudiar y a prepararse para lo que la venia encima.
Finalmente viaja a Paris y posteriormente a la India donde se caso y así fue su entrada:
El 28 enero de 1908, Anita de 17 años, sentada a lomos de un elefante lujosamente enjaezado, hace su entrada en una pequeña ciudad del norte de la India. El pueblo entero está en la calle rindiendo un cálido homenaje a la nueva princesa de tez blanca. Podría parecer un cuento de hadas, pero así fue la boda de la andaluza Anita Delgado con el riquísimo Maharajá de Kapurthala. Y así empezó una gran historia de Amor.
Vivió durante años en la India donde tuvo un solo hijo, Ajit, al que enseño el idioma español.
Me pregunto qué reacción tuvieron los padres de Anita y ella misma al saber que el Maharajá tenía un Harén con muchísimas esposas.
Las relaciones entre el matrimonio comenzaron a enfriarse , dicen que realmente no estaba enamorada pero sí le quería mucho y le respetaba.
Anita mantuvo un breve romance con Karan, hijo del Maharajá y de una de sus esposas Rani, Kanari. Como consecuencia de esta relación Anita se queda embarazada, pero no puede dar a luz es obligada por su marido a abortar, no podía permitir el nacimiento.
En el momento en que ella se repone de la anemia que le causa el aborto, el Maharajá se divorcia de ella, prohibiéndole volver a la India pero es muy generoso económicamente pues la concede una pensión vitalicia bastante grande, pero como todo tiene una condición: No podrá volverse a casar o la perdería.

A partir de este momento Anita vive lujosamente a caballo entre Paris, Madrid y Málaga. Finalmente fija su residencia en Madrid, donde vivió con todos los lujos a los que estaba acostumbrada desde su matrimonio.
Anita falleció en 1.962

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Anita Delgado un cuento de hadas sin final feliz

agosto 31, 2008 at 12:41 pm (anita, biografias, historias, mujeres, relatos)

Anita Delgado era una jovencita de 16 años que bailaba junto a su hermana en un café-concierto llamado Central-Kursal. A este local acudían muchos famosos e intelectuales entre ellos figuraba Julio Romero de Torres, este quiso hacer un de las hermanas pero Anita no quiso hacérselo, cosa que si hizo su hermana Victoria.

El destino estaba bien marcado para la protagonista de este cuento de hadas, pues en aquellas fechas se celebraba la boda de Alfonso XIII, por lo que en Madrid se dieron cita personajes de la nobleza de todo el mundo. Uno de estos personajes era el Maharajá de Kapurthala.
El Maharajá acude un día a ver el espectáculo del local donde baila Anita y al verla se quedo prendado de la belleza juvenil de la jovencita, solo pensaba en conocerla.
Hace todo lo posible por acercarse a ella pero Anita no accede a sus peticiones.
Si pudo hablar con sus padres quienes guardaban muy bien la honra de sus hijas.
El Maharajá tiene que abandonar rápidamente Madrid debido al atentado sufrido contra los Reyes de España en la calle Mayor.
No se da por vencido y desde Francia insiste y le pide a Anita que se case con él. En un principio no acepta pero es convencida por Valle-Inclan y Romero de Torres quienes hacen de celestinos entre la pareja.
La joven comenzó a estudiar y a prepararse para lo que la venia encima.
Finalmente viaja a Paris y posteriormente a la India donde se caso y así fue su entrada:
El 28 enero de 1908, Anita de 17 años, sentada a lomos de un elefante lujosamente enjaezado, hace su entrada en una pequeña ciudad del norte de la India. El pueblo entero está en la calle rindiendo un cálido homenaje a la nueva princesa de tez blanca. Podría parecer un cuento de hadas, pero así fue la boda de la andaluza Anita Delgado con el riquísimo Maharajá de Kapurthala. Y así empezó una gran historia de Amor.
Vivió durante años en la India donde tuvo un solo hijo, Ajit, al que enseño el idioma español.
Me pregunto qué reacción tuvieron los padres de Anita y ella misma al saber que el Maharajá tenía un Harén con muchísimas esposas.
Las relaciones entre el matrimonio comenzaron a enfriarse , dicen que realmente no estaba enamorada pero sí le quería mucho y le respetaba.
Anita mantuvo un breve romance con Karan, hijo del Maharajá y de una de sus esposas Rani, Kanari. Como consecuencia de esta relación Anita se queda embarazada, pero no puede dar a luz es obligada por su marido a abortar, no podía permitir el nacimiento.
En el momento en que ella se repone de la anemia que le causa el aborto, el Maharajá se divorcia de ella, prohibiéndole volver a la India pero es muy generoso económicamente pues la concede una pensión vitalicia bastante grande, pero como todo tiene una condición: No podrá volverse a casar o la perdería.

A partir de este momento Anita vive lujosamente a caballo entre Paris, Madrid y Málaga. Finalmente fija su residencia en Madrid, donde vivió con todos los lujos a los que estaba acostumbrada desde su matrimonio.
Anita falleció en 1.962

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SISSI UN VIDA DIFICIL (Segunda Parte)

May 20, 2008 at 5:26 am (biografias, historias, relatos, Sissi)

Pronto Sissi mostró síntomas de una extraña enfermedad que no se supo diagnosticar -acaso depresión, acaso anorexia, acaso hastío, el mal romántico, puesto que Sissi representa muy bien el alma torturada e inconformista, algo narcisista, de los románticos-. Y emprendió un viaje a Madeira que para ella iba a ser el descubrimiento de que lejos de la corte podía respirar:

«¡La desconcertante enfermedad de la emperatriz! Fiebres, cansancio, ensimismamiento, insomnio, desgana… síntomas que desaparecen, le consta al príncipe Meyer, en cuanto la enferma se enfrasca en una conversación sobre Heine o Shakespeare, o cuando está de viaje, lejos de Viena» .

Así fue llamada la emperatriz viajera porque no paró de viajar desde entonces -incluso tenía su propio yate, el «Miramar»: Corfú -en donde se construyó una villa-, Venecia, Biarritz, Merano, Mallorca, Sevilla, Londres, Summerhill…

Y es que Sissi tuvo unas manías y unas características bien especiales: le gustaba montar a caballo, se hizo instalar un gimnasio en Palacio para practicar anillas, coleccionaba fotos de mujeres hermosas, le gustaba la caza del zorro, era capaz de caminar horas y horas sin dar muestras de cansancio, tenía un pelo larguísimo que le ocasionó dolores de cabeza y de espalda y, sobre todo, se obstinó en mantener la misma figura toda la vida. Medía 1,72 cm, nunca sobrepasó los 50 kg y mantuvo 40 cm. de cintura. Todo ello hoy se diagnosticaría como anorexia. Ángeles Caso así lo recoge:

«He tenido que reducir aún más mis frugales comidas y alimentarme sólo a base de jugo de carne y frutas, pues estaba a punto de sobrepasar los cincuenta kilogramos de peso -un límite fatídico para mí- y mi espalda ha comenzado a producirme unos persistentes dolores, que algunos días me han impedido montar por la tarde».

Ana Mª Moix añade algún detalle más para que entendamos el ritmo frenético de vida que llevaba Sissi:

«El insomnio de la emperatriz va en aumento, y también sus crisis de angustia. Quizá tenga razón el doctor Seeburguer al afirmar que la soberana lleva un ritmo de vida tan insano como extravagante. Se levanta a las cinco de la mañana, toma un baño de agua fría (que el médico considera contraproducente para sus dolores reumáticos), se hace dar un masaje y empieza sus ejercicios de gimnasia, que la dejan extenuada. Desayuna un zumo de frutas (…) y llega a la sesión de peinado con Fanny Angerer, que aprovecha para leer, escribir cartas o estudiar húngaro. Se viste con traje de esgrima o de montar, según el ejercicio por el que opte (…). Sigue la larga caminata con alguna de sus damas, la menos harta de esos paseos que se prolongan a veces durante tres y cuatro horas».

A Sissi le gustaban los caballos y los sentía muy cerca: a Dominó o a Nihilista -véase el nombre especial de este último-. También sentía predilección por los perros, en especial Shadow, quien habría de acompañarla durante muchos años, y por los papagayos.

Fanny Angerer fue su peluquera y hay que decir que no era una tarea fácil porque el pelo de Sissi caía como una cascada, de este modo Fanny estuvo más que bien pagada. Mientras la Emperatriz se sometía a las sesiones de lavado y peinado, aprendía húngaro, como hace un momento acabamos de leer:

«La cabellera, de color rubio oscuro, llega a los tobillos de la emperatriz, que se la hace teñir de un tono castaño. La operación, dada la extrema longitud de los cabellos, requiere una notable habilidad, que Fanny Angerer, por supuesto, posee, y que es casi una insignificancia en comparación con la destreza que despliega para componer la elaboradísima corona de cabellos trenzados que ciñe la cabeza de la soberana»

Pocas veces posó Sissi para los pintores, pero lo hizo dos veces para Xavier Winterhalter en 1864 quien la pintó, en un retrato, con los cabellos sueltos -es el que presidió el despacho del Emperador- y, en otro, con el pelo recogido y un vestido de ensueño, que es el retrato oficial de Sissi.

No obstante, no fue una mujer vanidosa y veleta. Acaso tuvo un par de amores, el conde Andrássy y Middleton, pero fueron más imágenes platónicas que amores consumados:

«Sostiene que el amor es como la débil llama de una vela, visible sólo en la oscuridad: en cuanto entra en contacto con la luz, ya no se distingue la que por sí misma emana»

Como veis es muy larga la historia y no quiero aburriros mañama el final.

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SISSI UN VIDA DIFICIL (Segunda Parte)

May 20, 2008 at 5:26 am (biografias, historias, relatos, Sissi)

Pronto Sissi mostró síntomas de una extraña enfermedad que no se supo diagnosticar -acaso depresión, acaso anorexia, acaso hastío, el mal romántico, puesto que Sissi representa muy bien el alma torturada e inconformista, algo narcisista, de los románticos-. Y emprendió un viaje a Madeira que para ella iba a ser el descubrimiento de que lejos de la corte podía respirar:

«¡La desconcertante enfermedad de la emperatriz! Fiebres, cansancio, ensimismamiento, insomnio, desgana… síntomas que desaparecen, le consta al príncipe Meyer, en cuanto la enferma se enfrasca en una conversación sobre Heine o Shakespeare, o cuando está de viaje, lejos de Viena» .

Así fue llamada la emperatriz viajera porque no paró de viajar desde entonces -incluso tenía su propio yate, el «Miramar»: Corfú -en donde se construyó una villa-, Venecia, Biarritz, Merano, Mallorca, Sevilla, Londres, Summerhill…

Y es que Sissi tuvo unas manías y unas características bien especiales: le gustaba montar a caballo, se hizo instalar un gimnasio en Palacio para practicar anillas, coleccionaba fotos de mujeres hermosas, le gustaba la caza del zorro, era capaz de caminar horas y horas sin dar muestras de cansancio, tenía un pelo larguísimo que le ocasionó dolores de cabeza y de espalda y, sobre todo, se obstinó en mantener la misma figura toda la vida. Medía 1,72 cm, nunca sobrepasó los 50 kg y mantuvo 40 cm. de cintura. Todo ello hoy se diagnosticaría como anorexia. Ángeles Caso así lo recoge:

«He tenido que reducir aún más mis frugales comidas y alimentarme sólo a base de jugo de carne y frutas, pues estaba a punto de sobrepasar los cincuenta kilogramos de peso -un límite fatídico para mí- y mi espalda ha comenzado a producirme unos persistentes dolores, que algunos días me han impedido montar por la tarde».

Ana Mª Moix añade algún detalle más para que entendamos el ritmo frenético de vida que llevaba Sissi:

«El insomnio de la emperatriz va en aumento, y también sus crisis de angustia. Quizá tenga razón el doctor Seeburguer al afirmar que la soberana lleva un ritmo de vida tan insano como extravagante. Se levanta a las cinco de la mañana, toma un baño de agua fría (que el médico considera contraproducente para sus dolores reumáticos), se hace dar un masaje y empieza sus ejercicios de gimnasia, que la dejan extenuada. Desayuna un zumo de frutas (…) y llega a la sesión de peinado con Fanny Angerer, que aprovecha para leer, escribir cartas o estudiar húngaro. Se viste con traje de esgrima o de montar, según el ejercicio por el que opte (…). Sigue la larga caminata con alguna de sus damas, la menos harta de esos paseos que se prolongan a veces durante tres y cuatro horas».

A Sissi le gustaban los caballos y los sentía muy cerca: a Dominó o a Nihilista -véase el nombre especial de este último-. También sentía predilección por los perros, en especial Shadow, quien habría de acompañarla durante muchos años, y por los papagayos.

Fanny Angerer fue su peluquera y hay que decir que no era una tarea fácil porque el pelo de Sissi caía como una cascada, de este modo Fanny estuvo más que bien pagada. Mientras la Emperatriz se sometía a las sesiones de lavado y peinado, aprendía húngaro, como hace un momento acabamos de leer:

«La cabellera, de color rubio oscuro, llega a los tobillos de la emperatriz, que se la hace teñir de un tono castaño. La operación, dada la extrema longitud de los cabellos, requiere una notable habilidad, que Fanny Angerer, por supuesto, posee, y que es casi una insignificancia en comparación con la destreza que despliega para componer la elaboradísima corona de cabellos trenzados que ciñe la cabeza de la soberana»

Pocas veces posó Sissi para los pintores, pero lo hizo dos veces para Xavier Winterhalter en 1864 quien la pintó, en un retrato, con los cabellos sueltos -es el que presidió el despacho del Emperador- y, en otro, con el pelo recogido y un vestido de ensueño, que es el retrato oficial de Sissi.

No obstante, no fue una mujer vanidosa y veleta. Acaso tuvo un par de amores, el conde Andrássy y Middleton, pero fueron más imágenes platónicas que amores consumados:

«Sostiene que el amor es como la débil llama de una vela, visible sólo en la oscuridad: en cuanto entra en contacto con la luz, ya no se distingue la que por sí misma emana»

Como veis es muy larga la historia y no quiero aburriros mañama el final.

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